A por ellos, oeeé.... Ouch!!
A mí lo que me sorprende es que aún hubiera gente que pensara que esta vez sí, que este era nuestro mundial y que ibamos a hacer algo distinto a lo de siempre. Y la verdad no se de qué me extraño, estando en un país en donde el periódico más leído nos hace tragar portadas como esta, esta, esta, esta, esta o incluso esta.
Perder 3-1 contra una banda como es Francia hoy por hoy plagada de prejubilados como Barthez, Zidane, Thuram o Vieira, que se las vió y deseó para anotar apenas tres goles en la primera fase (dos de ellos ante Togo) debería hacer recapacitar a los "periodistas" que cada mundial o eurocopa tratan de vendernos la moto para engrosar sus ventas. "Vamos a jubilar a Zidane" dicen ellos, "Menos basura sensacionalista y más profesionalidad" digo yo.
Y sin querer entrar plenamente en el aspecto deportivo -bastante ha hecho un equipo cuyos máximos argumentos ofensivos pasan por las botas de dos grandes mentiras como son Raúl y Torres- nuestra selección tiene un grave problema de actitud. Siempre que España se enfrenta a un equipo de cierto renombre, nuestros jugadores se cagan (con perdón). No hay más que ver la vergonzosa estadística de lanzamientos a puerta de nuestra selección ante los galos. Así claro, es imposible aprovechar regalos como la presencia del calvo-manos-de-mantequilla en la portería rival.
Esa es la diferencia entre una selección ganadora y los pininos de la nuestra. Mientras países como Italia o Brasil practican un fútbol rácano y gris pero serio y eficaz durante toda la competición, los nuestros se lucen ante potentes rivales como Túnez o Ucrania (que por cierto ya ha llegado más lejos que España) para luego derretirse como cubitos de hielo al sol cuando llega el momento de la verdad. El resultado es el que todos sabemos: las otras selecciones disputan las finales mientras que nuestros jugadores las ven por la TV.
En fín, dentro de cuatro años vendrá otro mundial y antes una eurocopa de por medio. Y tranquilos que volveremos a ser los favoritos, las estrellas, los mejores... hasta que nos vuelvan a dar por saco. Mientras tanto dejémonos comer el coco con la actualidad cotidiana, que también es divertida.